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El Arándano:
Plantación y Manejo del Cultivo
Ing. Agr. Carlos Godoy
Técnico en fruticultura de la F.C.A. Balcarce
El fruto del arándano es una baya pequeña, de color azul, de
ahí la denominación de "blueberry", en inglés. También es conocido
como "myrtille" en francés, "mirtillo" en italiano y
"heidelbeere" en alemán.
El arándano es un frutal de aspecto arbustivo, perteneciente
a la familia botánica de las Ericáceas, dentro de la cual se encuentran también
importantes especies ornamentales, como las azaleas y los rododendros.
Existen distintas especies de arándanos. La mayor extensión
cubierta por este frutal corresponde al arándano bajo, que crece silvestre en
regiones frías de Norteamérica, de donde es originario. El arándano alto y el
arándano ojo de conejo son cultivados comercialmente.
En el hemisferio sur la fruta es cosechada desde fines de
noviembre hasta marzo. El principal país productor y exportador es Chile,
seguido por Nueva Zelanda, Australia y Sudáfrica. En el país vecino el cultivo
comercial del arándano toma auge a partir de 1989, aprovechando su consolidada
estructura exportadora y su experiencia en la producción de
"berries". En nuestro país los emprendimientos de carácter comercial
son recientes. Parte significativa de la superficie plantada corresponde a la
región Mar y Sierras, en la provincia de Buenos Aires.
El arándano es una fruta muy apreciada por los países del
hemisferio norte, principalmente EE.UU. y algunos países de Europa, tales como
Alemania, Francia, Italia e Inglaterra, donde su consumo es tradicional. Es
demandado por estos mercados como fruta fresca en contraestación cuando se
encuentran desabastecidos por encontrarse en el período invernal, llegando a
pagar precios elevados en ciertos momentos de la temporada.
El arándano es un cultivo de muy alta inversión inicial. Y
como todo frutal requiere de algunos años para recuperar dicha inversión.
Recién comienza a producir al tercer año, alcanzando la condición de plantación
adulta, con una producción estable, al 7º - 8º año. En un cultivo en plena
producción, bien manejado, se pueden esperar rendimientos de alrededor de 8000
kg/ha, de los cuales alrededor del 70% cumplirían con los requisitos de calidad
que permiten su exportación como producto fresco.
En un planteo orientado a la exportación de arándano fresco,
es necesario diseñar una adecuada política de comercialización, que puede
incluir la agrupación de productores, como ya se ha implementado en nuestra
región; acabado conocimiento de los requisitos y preferencias del mercado/s a
donde va dirigido el producto; prever el mantenimiento de una ajustada cadena
de frío en post-cosecha, al tratarse de un producto perecedero; y contar con
asesoramiento técnico calificado.
Características de la
planta de arándano
Las raíces de los arándanos tienen un aspecto fibroso y se
distribuyen superficialmente, lo que las vuelve dependientes de una provisión
constante de humedad. En condiciones naturales las raíces están asociadas con
hongos micorrizas específicos, con los cuales mantienen una relación de mutuo
beneficio (simbiótica).
Entre las raíces y la parte aérea se encuentra la corona,
que tiene la capacidad de emitir brotes.
La altura del arándano bajo no supera los 50 cm. En cambio,
el arándano alto en condiciones de cultivo puede alcanzar alturas de hasta 2,5
metros. El arándano ojo de conejo crecería aún más, pero es contenido mediante
la poda.
Las yemas vegetativas, de las cuales se originan las hojas,
y las yemas fructíferas, que producen las flores, se distribuyen en forma
separada a lo largo de las ramas, a diferencia de otros frutales.
Las hojas son simples, de forma ovada a lanceolada, y
caducas, es decir, las hojas se pierden durante el receso invernal, adquiriendo
una tonalidad rojiza en el otoño.
Las flores poseen corola blanca o rosada, reuniéndose en
racimos.
El fruto es una baya casi esférica, que dependiendo de la
especie y cultivar, puede variar en tamaño de 0,7 a 1,5 cm. de diámetro, y en
color desde azul claro hasta negro. La epidermis del fruto está cubierta por
secreciones cerosas, que le dan una terminación muy atractiva, como en el caso
de las ciruelas.
Requerimientos
agroecológicos
Los arándanos se adaptan a distintos climas, de acuerdo a la
especie considerada.
El clima y las condiciones del tiempo afectan la calidad de
los frutos. En general éstos tienen mejor sabor en aquellas áreas donde los
días son más largos y las noches frías cuando madura la fruta.
Los arándanos, como las azaleas, prefieren suelos ácidos (pH
4-5), livianos, con abundante materia orgánica (más de 5%), bien drenados y con
adecuado abastecimiento de agua durante la temporada de crecimiento.
Especies de arándano
Arándano alto (northern highbush blueberry): es la especie
que produce la fruta de mejor calidad en cuanto a tamaño y sabor, debido a que
fue sometido a un largo proceso de mejoramiento genético en su país de origen.
Desarrolla bien en regiones frías, con inviernos largos.
Arándano alto de bajo requerimiento de frío (southern
highbush blueberry): comprende un conjunto de variedades derivadas de
cruzamientos entre la especie anterior y diversas especies nativas de zonas más
cálidas. Presentan buena calidad de fruta, de maduración temprana, apta para
primicias. En las plantaciones realizadas en la provincia de Buenos Aires se
han incluido cultivares pertenecientes a este grupo, con el objeto de
aprovechar la apertura de una ventana de precios elevados en los mercados del
hemisferio norte.
Arándano ojo de conejo (rabbiteye blueberry): es considerada
una especie de menor importancia económica. Se adapta a regiones más cálidas
que el arándano alto, presentando mayor rusticidad: es más tolerante a la
sequía y permite su cultivo en un rango más amplio de suelos.
El arándano puede ser multiplicado por estacas o mediante
micropropagación, es decir vegetativamente, a partir de una planta original de
características sobresalientes; así, en el marco de programas de mejoramiento
genético, llevados a cabo principalmente en los EE.UU., se han obtenido un gran
número de variedades. Algunas se cultivan desde hace mucho tiempo en dicho
país, siendo ampliamente conocidas, otras son nuevas, consideradas
prometedoras, pero no han sido suficientemente probadas. De todas maneras, para
conocer con precisión el comportamiento local de una variedad es indispensable
iniciar un programa de experimentación adaptativa.
Al elegir las variedades que se van a plantar, se deben
tener en cuenta, por un lado, el período de cosecha, u oportunidad de la
oferta, y por otro, la calidad de la fruta, que debe ser óptima. Considerando
que las exigencias en calidad del producto de exportación son cada vez mayores
y la longevidad de una plantación de arándano bien manejada podría superar los
20 años, deberíamos estar en condiciones de satisfacer los requerimientos de
calidad en el futuro, a través de una adecuada elección de variedades en el
presente.
Las variedades de
arándano y el clima
Los arándanos, como cualquier especie perenne de follaje
caduco, poseen un requerimiento agroclimático en bajas temperaturas invernales.
El normal despertar primaveral queda condicionado a las características
térmicas del invierno precedente. Dicha exigencia viene cuantificada por medio
del cálculo de las "horas de frío", que representan la cantidad de
horas con temperaturas inferiores a 7º C, acumuladas durante el año. Interesan
particularmente las horas de frío efectivas, registradas durante el período de reposo
invernal (mayo a setiembre), las que son promediadas para una serie de años.
En aquellas áreas en que esta exigencia no es satisfecha
adecuadamente, en general la floración se prolonga excesivamente y la brotación
se atrasa.
Si por el contrario, las plantas cumplen anticipadamente en
el año sus exigencias de frío, quedan peligrosamente expuestas a las heladas
que acontecen durante el último tramo del período invernal, encontrándose en
condiciones de florecer una vez que la temperatura promedio diaria supera los
10ºC.
A fin de estimar la aptitud agrícola regional para el
arándano en lo que respecta a las "horas de frío", nos basaremos en
la carta agroclimática correspondiente, elaborada por los profesores Damario y
Pascale (Facultad de Agronomía, UBA)
Los "northern highbusch blueberries", arándanos
altos norteños (en alusión a Estados del norte de los E.U.A.), entre los cuales
figuran Earliblue, Blueray, Berkeley, Bluecrop, Coville, Jersey, Elliot,
Brigitta, tienen un requerimiento de 800 a 1200 horas de frío. De la
observación de las curvas se deriva que el norte de la provincia de Buenos
Aires aparece poco apto para su cultivo.
Los "southern highbusch blueberries", arándanos
altos sureños, particularmente interesantes por la maduración temprana de sus frutos,
se caracterizan por presentar bajos requerimientos del frío:
Menos de 400 horas de frío:
Gulfcoast, Georgiagem, Sharpblue, Flordablue.
400 a 600 horas de frío:
Cooper, O’neal, Cape Fear, Blue Ridge.
En este caso, el norte de la provincia de Buenos Aires
cumple en mayor o menor medida con la satisfacción de dicha exigencia
agroclimática. El centro-sur de la provincia de Buenos Aires, en cambio, se
presenta poco apropiado para estas variedades, dado el mayor riesgo de heladas.
En el caso de ser cultivadas en esta región, se debe considerar la
incorporación de un sistema de control activo (empleo de calentadores, riego
por aspersión).
Más allá de estas disquisiciones preliminares, el
comportamiento fenológico debe ser corroborado a través de observaciones
efectuadas in situ, como las que se llevan a cabo en la colección varietal de
la Facultad de Agronomía de Azul (UNCPBA), a cargo del profesor Venero.
Plantación
Si bien los arándanos son autofértiles, la polinización
cruzada incrementa la producción en muchos cultivares, resultando además en una
maduración más temprana y frutos de mayor tamaño. Por lo tanto se debe
considerar la plantación de variedades polinizadoras.
Es aconsejable que la preparación del suelo comience en la
temporada anterior. Resulta conveniente realizar una labor profunda. Una pasada
de arado cincel en el momento adecuado removerá una posible compactación del
suelo.
Estas plantas requieren una preparación del suelo especial,
que asegure una alta porosidad, a fin de permitir un alto contenido de oxígeno
y facilitar el desarrollo de su sistema radical. En tal sentido suele resultar
beneficiosa la incorporación de enmiendas carbonadas, como por ejemplo el
aserrín de pino.
Las plantas deben ser uniformes, vigorosas, sanas, debiendo
existir garantías acerca de la autenticidad de las variedades adquiridas.
Las plantas micropropagadas suelen presentar la ventaja de
su sanidad, particularmente en lo que se refiere a virus. Dicho material,
multiplicado en laboratorio, debe ser sometido a un proceso de rustificación
previo a su plantación en el campo. Si los plantines no están lo
suficientemente rustificados no resistirán las condiciones del medio en el que
deben crecer.
Teniendo en cuenta que los arándanos tienen un potencial de
vida superior a los 20 años, se deben tomar los mayores recaudos en la elección
de las plantas, la implantación y posteriores cuidados, para no afectar su
futuro crecimiento y producción.
Se emplea una densidad de alrededor de 2200 plantas/ha (1,5
m entre plantas en la fila X 3 m entre filas). En general es conveniente
realizar la plantación a inicios de primavera.
Por la alta exigencia de oxígeno de las raíces, es
aconsejable elevar el sitio de plantación, por ejemplo a través de la formación
de un camellón de 20 cm de altura por 1,20 m de ancho. Este movimiento de
tierra facilita el drenaje, evitando una posible sobresaturación con agua, que
conduciría a la asfixia radical.
El hoyo de plantación debe ser de un tamaño tal que permita
a la planta desarrollar su sistema radical cómodamente durante los primeros
años. Las raíces de los arándanos son muy finas y cuando se exponen al aire se
secan rápidamente. Es necesario durante la plantación tener la precaución de
mantenerlas cubiertas y húmedas.
Riego
Debido a la distribución superficial de las raíces del
arándano, el suelo necesita de un nivel adecuado de humedad, proporcionado por
las lluvias o mediante el riego. Los sistemas de riego localizado permiten
regar muy frecuentemente, y además, ofrecen la posibilidad de realizar
fertirrigación. El riego durante el primer y segundo año de la plantación es
muy importante para su rendimiento futuro. Ya entrando en producción, las
mayores exigencias de humedad en el año están concentradas en el período de
mayor crecimiento y durante la maduración del fruto. De todas maneras, si las
precipitaciones no acompañan, el riego debería continuarse durante el verano
tardío y otoño temprano, a fin de favorecer el desarrollo de las yemas de flor,
que han de fructificar en la temporada siguiente.
La adición de una cobertura orgánica superficial ayuda a
reducir la frecuencia de riegos, en tanto protege a las jóvenes raíces de la
excesiva evaporación del agua y del incremento de temperatura durante los días
calurosos.