1. Cría de pollos camperos, capones y pulardas
Enrique García Martín (Proavial, S.C.P.)
La crianza de aves domésticas en la propiedad
agrícola, prioritariamente destinada al autoconsumo, ha gozado siempre de
una discreta vertiente comercial en los mercados rurales de los pueblos
que, en determinadas ocasiones del año, se extendía a las ciudades. De ahí
el recuerdo nostálgico de nuestros mayores que, en plena hegemonía del
pollo standard, echaban de menos aquellos pollos de larga cría de nuestros
abuelos. Y no es hasta los años 60, aproximadamente, de este pasado
siglo, cuando empieza a tomar cuerpo en algunos países, principalmente en
Francia, una producción y un comercio regulares de aves de crianza rural o
campera, principalmente pollos, que llegan a determinados sectores,
generalmente los más adinerados, de los grandes centros de consumo. En
ese mismo país y alentada por las campañas publicitarias de grupos de
productores, la demanda de esas aves ha ido creciendo año tras año, situándose,
pese a su mayor precio, en segundo lugar del conjunto de carnes aviares
que consumen los franceses, después del pollo standard. El ejemplo fue
trascendiendo a otros países europeos y, con mayor o menor velocidad,
volumen y variedad de productos, todos ellos van desarrollando un
subsector avícola basado en la crianza más menos semiintensiva o extensiva
de otras aves diferentes del pollo standard.